Reseña Historica


Primer cementerio de La Serena

Nuestros mayores fueron sepultados en las iglesias con gran contentamiento de sus deudos, porque sus queridos despojos yacían en la morada de los santos de cuyos eran devotos.

El 9 de octubre de 1819, se reunió la municipalidad con el objeto de tratar sobre un acuerdo del senado en el que se ordenaba la erección de cementerios, acordándose su construcción.

Este acuerdo del Senado del 26 de agosto de 1819, ordena que se cumpla la cédula del 15 de Mayo de 1804 y lo dispuesto por el Congreso de Chile, a saber: que para consultar la salud pública y evitar las inhumaciones en los templos, se funden y construyan cementerios.

El 8 de marzo de 1825 se decretó la apertura de una calle de 6 varas de ancho, por los terrenos de la chacra de don José Juan de Dios Rodríguez, para dar fácil acceso al cementerio, cediéndosele a este caballero, en compensación del terreno tomado, un medio sitio ubicado en la calle ancha de la Portada. Esta permuta se aceptó.

Sin embargo, transcurrieron dos años sin que el uno se concluyera ni la otra se abriera. Entonces, el 3 de abril de 1827, se comisionó al sacerdote José Agustín de la Sierra y al presbítero Marcelino Pérez para que se hicieran cargo de la conclusión del panteón y de la apertura de la calle, dándoseles para esto $500 al contado y la mitad de la cadena de presos.

Seis meses después, el 10 de octubre de 1827, se decretó e hizo saber públicamente que quedaba prohibido enterrar cadáveres en las iglesias.

El 8 de julio de 1830, en sesión municipal, debido a la imposibilidad de sostener los gastos ocasionados por el camposanto, y considerando que el sacerdote percibía los derechos de sepultura, y se acordó se oficiase por el gobernador local a aquel magistrado, indicándole que contribuya con la mitad del ramo de sepultura o sostenga con su producto los empleados necesarios para el servicio de ese establecimiento. El cura se negó y en consecuencia se suprimieron las plazas de conductor y sepulturero.

Este panteón estuvo en el sitio eriazo del llano Bellavista, y se componía de un cuadrilátero de murallas de adobes. El monumento cinerario que destacaba era el de Manuela Barrios de Munizaga.

Los terrenos eriazos aledaños, por la prolongación del canal de Bellavista, se convirtieron en productoras haciendas de regadío, el panteón quedó ocupando el punto casi céntrico de uno de los potreros de propiedad de Joaquín Vicuña.


Origen del Cementerio Actual

Debido al desaseo, las malas condiciones sanitarias y al riesgo de sufrir anegamientos por encontrarse en un lugar bajo (y por la conclusión del canal de Bellavista, que colgaba sus aguas inmediatamente bajo de él), de este primer cementerio, el Intendente de la Provincia, Juan Melgarejo, se propuso construir un cementerio digno, ordenándolo erigir el 28 de abril de 1842. Producto del interés de la población para su emplazamiento, fue nombrado una comisión para recolectar erogaciones voluntarias.

Aun no concluido el nuevo cementerio, se ordenó que los restos se trasladasen gratuitamente al osario, cuya faena se encomendó a los presos, sin perjuicio de que algunas familias exhumaran a sus deudos y los colocaran en las sepulturas que habían comprado en el nuevo cementerio.

El 28 de agosto de 1843, se ordenó hacer carteles que especificaran el tiempo de tres meses para las exhumaciones de los cadáveres que aún quedaban sepultados en el antiguo panteón y que debían ser conducidos al nuevo.

Este nuevo cementerio se situó al oriente de la ciudad, sobre la meseta del cerro denominado Santa Lucía. Más específicamente en el comienzo del llano de Bellavista, en un terreno cedido gratuitamente por Joaquín Vicuña, cuya superficie es de 157 áreas.

La totalidad de su frente está edificado de piezas altas de dos aguas, con techos de madera, teniendo al centro la capilla con una modesta torrecilla y en su interior un altar central y circular. En ese entonces, contaba con un depósito, sala de disección y muchos aposentos, además de los necesarios para los empleados, integrados por un capellán, un mayordomo y dos sepultureros, que hacen las veces de conductores de cadáveres, jardineros, etc. El lugar era vigilado por un administrador, funcionario municipal, que desempeñaba el cargo en forma gratuita.

Su interior estaba dividido en dos partes. La primera, a su vez subdividida en dos, estaba reservada a las sepulturas de primera y segunda clase. La segunda, más pequeña, contiene el osario, las sepulturas de caridad y las cocheras para carrozas y carretón.

Los jardines y los árboles de dolientes ramajes, como el sauce de Babilonia o llorón, le daban un aspecto agradable, desterrando en parte la tristeza que genera una visita a lugares de esta naturaleza.

Cementerio. — El que existe fue erigido por el intendente D. Juan Melgarejo el 21 de mayo de 1842. Está situado al Oriente de la ciudad, sobre la meseta del denominado cerro de Santa Lucía. Contiene una capilla, buenos edificios i en su interior, que es espacioso, se ven jardines i magníficos mausoleos. https://www.geovirtual2.cl/region-de-coquimbo-chile/historia-coquimbo/tornero-la-serena-cementerio-1000espanol.htm

La municipalidad acordó conceder una sepultura gratis de primer orden al que estrenara el cementerio, correspondiéndole esta suerte al pudiente vecino Gregorio Cordovez del Caso.

De acuerdo al acta del 26 de julio de 1852, se determinó colocar en un lugar visible, con caracteres sólidos y duraderos, la siguiente inscripción: Debido al empeño y constancia del benemérito intendente don Juan Melgarejo.

Este rótulo en mármol con letras doradas existía sobre la puerta de la capilla que da al interior. También se le dedicó una sepultura perpetua para que reposaran sus restos. El acta citada termina “Si don Juan Melgarejo falleciere en cualquier otro punto de la república, la municipalidad a su costa hará conducir sus restos a esta ciudad”.

Hasta su conclusión fueron invertidos 25 mil pesos y fue bendecido el 6 de agosto de 1846.

Hasta aquí es la reseña extractada del texto de Manuel Concha, “Crónicas de La Serena”.

NOTA 1: Información de “Crónica de La Serena Desde su Fundación hasta nuestros días 1549-1870”, 1871, Manuel Concha, Edición original, Capítulo V Cementerio, páginas 338 a 344. (http://www.memoriachilena.gob.cl/602/w3-article-8081.html).

Cementerio Actual

En actualidad, la ubicación sobre la meseta del cerro Santa Lucía y el comienzo del barrio Bellavista tiene la dirección de calle General Novoa s/n esquina Avenida Colo Colo, La Antena, La Serena.

Actualmente en el Cementerio General de la Serena hay sepultadas alrededor de 14 mil personas. Trece mil están en nichos, 300 en bóvedas y unas 500 en mausoleos. El camposanto tiene aproximadamente 35 mil metros cuadrados, equivalentes a 3.5 hectáreas.

Está integrado por cuatro patios. En el primero de ellos, que corresponde a la primera parte del recinto, están bajo tierra aquellos que fallecieron entre 1843 y 1900, como es el caso de Gregorio Cordovez. Este sector también se caracteriza porque allí se encuentra la mayoría de los mausoleos, tanto institucionales como familiares. Por ejemplo, los de la colonia francesa, italiana y española; el de Bomberos; el de la Iglesia San Francisco y La Merced; el de la Sociedad Viera, de la Sociedad de Artesanos, el del Colegio de Profesores, del Servicio Nacional de Salud, del Sindicato de Suplementeros, de los veteranos del 79 y de las Fuerzas Armadas.

LAS frías tumbas son algo más que testimonios de los dolores y recuerdos de los que se han ido; son el testimonio de la historia, del ansia de permanecer a través de monumentos funerarios, de los personajes, tales como Gregorio Cordovez, Buenaventura Osorio, Isabel Bongard, Joaquín Vicuña Larraín, Pedro Pablo Muñoz, Benjamín Vicuña Solar, Francisco Cornelly, los Floto, familiares de Gabriela Mistral, y tantos otros.

Un capítulo aparte y doloroso para nuestra historia reciente es lo ocurrido en Octubre de 1973 con la fatídica pasada por esta ciudad de la denominada “Caravana de la Muerte”, cuyas consecuencias, 16 ciudadanos fusilados en los albores de la dictadura militar, razón por la cual en este camposanto existe un memorial en su recuerdo.

En suma, esta “ciudad de los muertos” constituye un patrimonio cultural tanto a nivel regional como nacional, pues es el lugar donde hoy conviven relatos y los personajes que tuvieron una connotación política, económica, social y cultural junto con cada uno de quienes están sepultados y que contribuyeron a la historia y desarrollo de la ciudad de La Serena.



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